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El afeitado es una labor exclusiva en el aseo por parte del hombre. Por este motivo, merece ser disfrutado con detenimiento, una técnica depurada, precisión y el mejor instrumental. En los últimos años, bigotes y barbas de toda longitud y espesor han reconquistado el terreno que perdieran progresivamente en la faz masculina desde los años 70. Por ello, aquellos que siguen apostando por un afeitado cuidado, o un afeitado clásico, siguen en la búsqueda de los mejores productos que respeten su piel y la mantengan cuidada y en perfectas condiciones.
Durante el proceso del afeitado, podemos distinguir tres grandes pasos o fases: antes de empezar el afeitado, el proceso del rasurado y finalmente el post-afeitado.
Antes de empezar el proceso del rasurado es importante reblandecer el vello de la barba empapándola con agua caliente o con algún producto pre-shave, ya que nos ayudará a hidratar la piel. Con este proceso, ayudaremos a no tener que ejercer tanta presión e irritar la piel.
Durante el afeitado, es muy importante los productos y accesorios que se utilizan; ya que estos nos ayudarán a que esta labor sea más placentera y menos dañina para la piel. Primero debemos aplicar un gel o espuma con un suave masaje para lubricar el vello y facilitar su corte. Seguidamente, debemos elegir el accesorio más adecuado que nos permita arreglar la barba de la forma más sencilla y menos dañina para la epidermis: navaja, cuchilla, afeitadora eléctrica...
Tras el afeitado, hay que limpiar por completo la cara para eliminar restos de producto o vello que hayan podido quedar. Para finalizar, recomendamos la aplicación de un after shave para ayudarnos en la labor de limpieza y desinfección de la zona rasurada. Además, si contiene alcohol nos beneficiará a la hora de cerrar los poros y combatir la irritación. Es aconsejable, la utilización de alguna crema hidratante para humedecer la piel del rostro al acabar el ritual.